En la vida laboral del trabajador del conocimiento, estamos constantemente siendo desafiados a resolver problemas complejos. Ante un desafío, inmediatamente surge la pregunta: “¿Cómo podemos resolverlo?”.
Es sorprendente como siempre estamos en estado de emergencia, queremos resolver de inmediato cualquier cosa que se nos presente. La urgencia, sumada a la ausencia de la pregunta “¿por qué?” es un terreno fértil para que no nos perdamos en la creación de soluciones sin importancia (léase desperdicio aquí :)).
Como dice el periodista estadounidense H. L. Mencken: “Para cada problema complejo siempre hay una solución simple, elegante y completamente equivocada“. Si es así, ¿estaremos haciendo la pregunta correcta?
Me gusta mucho la declaración de Dan Pink: “En el trabajo, tendemos a obcecarnos con el cómo, pero raramente hablamos del porqué“.
Al abordar los problemas principalmente con “¿Cómo podemos resolverlo?”, nuestra solución es funcional y, en la mayoría de los casos, no tenemos claro por qué estamos haciendo lo que estamos haciendo – nos hemos centrado demasiado en el flujo (la cantidad de cosas que entregamos).
Al responder a la pregunta: “¿Por qué es importante para nosotros resolver este problema?” tendremos un impacto más sustancial y a largo plazo en nuestras vidas y en la vida de las personas. En pocas palabras, nuestro enfoque siempre debe estar en generar impacto.
Te invitamos a completar un cuestionario. Responde a las siguientes preguntas y déjanos tu comentario:
- ¿Qué problema estás resolviendo?
- ¿Qué objetivo buscas alcanzar?
- ¿Quién sufre el problema que estás tratando de resolver?
- ¿Por qué eres la mejor persona para resolver este problema?
- ¿Por qué es importante lo que estás haciendo ahora?
Recuerda: en el próximo reto, intenta preguntarte: “¿Por qué es importante resolver este problema?” en lugar de “¿Cómo podemos resolver este problema?”.