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La importancia de la inteligencia emocional en el liderazgo ágil

06/09/22 - 4 minutos de leitura

La inteligencia emocional es hoy en día una de las soft skills más importantes en el entorno empresarial, principalmente por su capacidad para mantener un buen clima organizacional.

Dentro de las empresas, es necesario combinar esta habilidad tan importante con los líderes para que, por ejemplo, la gerencia pueda comprender los sentimientos de los empleados y cómo estos impactan en su productividad.

En una cultura ágil es necesario gestionar muy bien la relación entre inteligencia emocional y liderazgo, de manera que sea capaz de promover la experimentación, la colaboración, la mejora continua, las prioridades estratégicas y la concienciación.

En este sentido, un líder ágil utiliza la inteligencia emocional para generar impactos positivos en las personas y sus sentimientos, en los equipos y subequipos y en la organización en conjunto.

Para saber más sobre la inteligencia emocional, su importancia e impactos en la cultura, sigue leyendo este artículo.

¿Qué es la inteligencia emocional?

La inteligencia emocional es ante todo un concepto de la Psicología que hace referencia a la capacidad de reconocer y analizar nuestros propios sentimientos, y a otras personas y sus sentimientos.

Es también una capacidad para motivarnos, gestionando mejor las emociones que llevamos dentro y, en consecuencia, mejorando nuestras relaciones. La inteligencia emocional se puede clasificar en cinco habilidades:

  • Autoconocimiento: ser capaz de reconocer las propias emociones y sentimientos cuando ocurren;
  • Control emocional: saber manejar los propios sentimientos, asegurando la adecuación a las diferentes situaciones que puedan ocurrir;
  • Automotivación: ser capaz de orientar las emociones hacia una meta específica o logro personal;
  • Empatía: también ser capaz de reconocer las emociones de los demás, ejerciendo la empatía en relación con sus sentimientos;
  • Habilidad social: establecer relaciones interpersonales e interacción con otras personas a través de las habilidades sociales.

Dentro de una cultura ágil, por lo tanto, es necesario conocer las emociones para tomar decisiones más asertivas y estratégicas mientras se optimizan los procesos y actividades en términos de tiempo y uso de recursos.

Pero la importancia de la inteligencia emocional va más allá, ya que tiene la capacidad de mejorar la relación con uno mismo al punto de promover más bienestar y autoestima. Dentro de un ambiente organizacional, puede traer muchos beneficios a la gerencia.

¿Qué importancia tiene la inteligencia emocional dentro de una cultura ágil?

Para empezar, una cultura ágil está representada por la alineación de las expectativas de la organización en términos de comportamiento, valores, métodos, procesos, acciones y sistemas enfocados en la agilidad.

Como resultado, se espera una visión sistémica del negocio, permitiendo errores y aprendizajes, fomentando la transparencia y la confianza, asegurando la flexibilidad, fomentando la colaboración y optimizando las tareas.

La inteligencia emocional, a su vez, está directamente relacionada con el liderazgo y la cultura ágil, ya que un individuo con esta habilidad comprende y es capaz de lidiar con sus propias emociones, lo que le garantiza una mayor autonomía y autogestión.

El papel del líder ágil en este escenario es transformar el entorno en el que se desarrolla esta relación, valorando el capital humano e intelectual de la organización, mediando situaciones que impactan en la motivación y la productividad.

Es así como la inteligencia emocional dentro de una cultura ágil puede traer varios beneficios, entre ellos claridad en los objetivos de la empresa, inspiración para nuevos proyectos e incluso apoyo para enfrentar nuevos desafíos.

Del manifiesto ágil a la inteligencia emocional

El manifiesto ágil surgió como un nuevo enfoque para el desarrollo de nuevos procesos, especialmente el desarrollo de software. No obstante, la agilidad ganó otras capas a partir de la definición de los 4 principales valores del manifiesto, que son:

  • Los individuos y la interacción entre ellos deben importar más que los procesos y las herramientas;
  • El software en funcionamiento más que la documentación completa;
  • La colaboración con el cliente más que la negociación de contratos;
  • Y respuestas al cambio más que el hecho de seguir un plan.

En otras palabras, no tiene sentido proporcionar un ambiente de trabajo moderno al mismo tiempo que hay una sobrecarga de trabajo para los empleados, ya sea con formación o falta de mantenimiento en la cultura.

En este sentido, la inteligencia emocional es fundamental para alcanzar la agilidad, adaptando el negocio ante la exposición consciente de los problemas y la creación de una cultura que pueda abarcar también las habilidades del futuro.

Los impactos positivos de un liderazgo con inteligencia emocional

Cuando los líderes tienen la capacidad de la inteligencia emocional, pueden contribuir a un ambiente seguro, creando un espacio de confort incluso frente a los riesgos, que se pueden calcular y medir mientras se escuchan las ideas de todos.

Con esto, el ambiente se vuelve mucho más colaborativo, con acciones pensadas, planificadas y ejecutadas de manera colectiva, para que todas las personas tengan autonomía a fin de disfrutar de las emociones por el bienestar de la organización en conjunto.

Es decir, los líderes se convierten en agentes de cambio, anticipándose a posibles conflictos y planificando acciones más efectivas que motiven, mantengan un buen clima organizacional y alcancen los objetivos estratégicos del negocio.

Además, los empleados se vuelven más capaces de enfrentar desafíos, asumir responsabilidades e identificar insights y feedbacks que pueden mejorar la calidad de las entregas del equipo.

Los impactos negativos de un liderazgo sin inteligencia emocional

En contrapartida, si los conflictos y otras situaciones que generan estrés dentro de una empresa son manejados por líderes sin inteligencia emocional, tienden a traer comportamientos inadecuados e improductivos al entorno.

Como resultado, acciones como alzar la voz innecesariamente, culpar a otras personas y otras emociones descontroladas pueden ocurrir a menudo, desgastando la relación y creando un ambiente de preocupación constante.

Además de los impactos en la productividad y la colaboración en equipo, los desafíos se extienden a la gestión, que puede volverse más rígida frente a ideas y sugerencias, provocando inestabilidad y desconfianza entre los empleados.

En otras palabras, la falta de inteligencia emocional genera una reacción en cadena dentro de la empresa, haciendo que las personas no puedan gestionar las emociones y dificultando la consecución de los objetivos estratégicos.

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Escrito por

Daniella Prevot

Agile Expert na K21


Agile Expert na K21, a Dani, como prefere ser chamada, é apaixonada por pessoas e interações e por aprender e ensinar. Foi facilitando workshops e cursos de empatia e Comunicação Não-Violenta® que conheceu o mundo Ágil e se encantou com a proposta de transformação de organizações a partir e para as pessoas.
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