La gente se ríe cuando le digo que mis hijos tienen pizarras Kanban y hacen stand-up. Esta publicación trata sobre la Agilidad Familiar, es decir, cómo mi familia adoptó la mentalidad y las prácticas ágiles y se convirtió en una Familia Ágil.
Mamá, papá, tres niños y tres mascotas: un perro y dos gatos.
Cuando comenzó esta andadura, nuestros hijos tenían 6 y 4 años, y el bebé tenía alrededor de 6 meses.
Hoy, mientras escribo esto, tienen casi 13, 10 y 6 años. ❤️
El día que mi mente de Agile Coach “hizo clic”
Han pasado casi 7 años desde que consideré por primera vez la posibilidad de adoptar la Agilidad en mi hogar.
En ese momento, trabajaba como Agile Coach, liderando la transformación de una de las corporaciones multinacionales más grandes con múltiples partes interesadas y personas involucradas en esa jornada. Un entorno que cambiaba constantemente, y con mucha resistencia.
En casa, mis hijos lloraban cada vez que terminaba el fin de semana y reinaba el mal humor. ¿Qué estaba saliendo mal? ¿Era realmente un patrón, o estaba sucediendo en otras variables?
Empecé a mirar hacia atrás, tratando de entender cuál sería, de todo esto, la causa y cuál sería la consecuencia. ¿Por qué la casa se ponía de este humor cada vez que los domingos llegaban a su fin?
¡Mi mente de Agile Coach “hizo clic” y me di cuenta de que tenía la oportunidad de hacer un experimento!
Validando la hipótesis
Sabía por la práctica que lo primero que tenía que hacer era validar que mis percepciones también eran las de los demás en ese grupo. En este caso, mi familia.
Empecé mi investigación de campo y hablé individualmente con algunos de mis amores, para entender si lo que veían y sentían estaba en consonancia con lo que yo veía y sentía.
¡La respuesta fue positiva! No era solo un sentimiento o una percepción mía. Lo que estuviera sucediendo lo sentían todos.
Además, me di cuenta de que había un hilo conductor en estos sentimientos: la frustración.
Tanto los adultos como los niños tenían ganas de hacer cosas durante el fin de semana que de alguna manera no se hacían.
Comienza con tu mayor dolor
Dentro del mundo de la Agilidad siempre hablamos de empezar desde donde estamos y donde más duele.
Los dolores más grandes deben abordarse primero.
Así que, mi primera experiencia de adoptar la Agilidad en casa fue corregir o mejorar esa sensación de fin de domingo.
La lista de deseos
Como nuestro mayor dolor era el sentimiento de frustración de no haber hecho lo que queríamos hacer, creé una lista de deseos, conocida en el mundo empresarial como “Product Backlog”.
Para mantener actualizado el enfoque, las expectativas y los deseos, y facilitar el manejo de esa lista de deseos, determiné que su vigencia sería de lunes a viernes.
Esta lista es algo muy simple: una hoja de papel A4, con el título “Lista de Deseos” escrito en el encabezado.
Para dar acceso a mi audiencia diversa, puse la lista en la parte inferior de la puerta de la nevera, para que todos pudieran escribir en ella y realizar un seguimiento de lo que se publicaba.
La idea era que todos pudieran publicar algo que les gustaría hacer durante el fin de semana. ¡El trabajo en equipo es clave aquí! Los mayores ayudan a los más pequeños.
El viernes, al final del día, cuando mamá y papá terminaban sus jornadas laborales, pedíamos una pizza, como símbolo del comienzo del fin de semana, cogíamos la “Lista de Deseos” y comenzábamos a repasarla con los niños.
Durante esta revisión, leíamos los elementos y hablábamos más sobre lo que estaba escrito allí, para comprender mejor el contexto, qué se esperaba y si lo que estaba escrito realmente coincidía con la expectativa que se estaba creando. También hablábamos sobre el presupuesto, el clima y cuánto tiempo podría durar cada plan.
Y así, lográbamos reducir la lista a algo que estuviera más cerca de lo que realmente se podría hacer en los próximos dos días. Ahí estaba nuestro plan.
La ejecución
Descubrí que no era tan fácil salirse del plan para el fin de semana.
Confieso que tuve que experimentar e iterar este proceso muchas veces.
Uno de los mayores puntos de dificultad fue el cuello de botella en los padres. Como los niños eran pequeños, resultaba difícil hacer que el flujo de acciones fuera más lineal y menos dependiente de los padres.
Tuvimos que invertir en compartir conocimientos y ayudar a los niños a desarrollar ciertas “habilidades”, como ordenar su propia habitación, cambiarse de ropa, cepillarse los dientes y otras tareas básicas.
Este trabajo evolucionó hacia una secuencia de actividades, que poco después se convirtió en una pizarra Kanban, o pizarra de trabajo, donde todas las actividades se enumeraban en "Hacer", "Haciendo" y "Hecho".
Las tarjetas eran básicamente ilustraciones de las tareas que debían realizarse, para que todos en la familia pudieran visualizar, comprender y, por consiguiente, seguir el flujo.
Además, adoptamos la práctica de sincronizar los sábados y domingos por la mañana. ¡Cualquiera que tiene hijos sabe cómo se olvidan los niños rápidamente de los tratos!
Encontré en esta práctica una manera de alinearnos y recordar cuál era el objetivo final (deseo o anhelos a cumplir) y cuáles eran los pasos necesarios para que pudiéramos salir de casa y ejecutar la programación.
Retrospectiva
Al final del día domingo…. el fin de semana llega a su fin.
Todo el mundo se ducha, se pone el pijama y se sienta en la cama de mamá y papá, justo antes de acostarse.
Entre besos y abrazos, llega el momento de nuestra “Retrospectiva”.
Adapté esta ceremonia para que pudieran seguirla y participar a pesar de su corta edad. ¡Y se convirtió en una versión muy simple pero extremadamente poderosa!
Además, se ha vuelto la práctica favorita de mis hijos: ¡De tal palo, tal astilla!
Cada uno de nosotros tiene que decir tres cosas que nos gustaron y tres cosas que no nos gustaron durante el fin de semana.
No puedo dejar de reírme cuando recuerdo las hermosas carcajadas y la emoción de cada uno al compartir sus partes.
Este también es un momento de mucho ejercicio de empatía y reflexión. Nos conectamos entre nosotros y tratamos de entender por qué algo fue o no bueno desde la perspectiva de cada uno.
Además, es una oportunidad única para cerrar el ciclo del experimento y comprender si las prácticas que se están aplicando realmente contribuyen a resolver el problema de la hipótesis o no.
Pensamientos finales
Adoptar la Agilidad en la familia y en familia no es solo una moda.
Pensar y reflexionar incansablemente sobre “¿cómo puedo mejorar?” tiene un profundo impacto en nosotros como seres humanos. No importa dónde estemos o lo que estemos haciendo.
Como padres, estamos constantemente impresionados por la evolución de las habilidades de nuestros hijos para organizarse y resolver sus propios problemas. También es muy satisfactorio saber y ver que son estos comportamientos los que llevan a la sociedad y al mundo, en las escuelas, con sus amigos, primos y vecinos.
Growth Mindset es algo natural para los niños y jóvenes, y definitivamente algo que queremos mantener a medida que crecen y se desarrollan más en nosotros mismos como adultos.
Y para los que dicen que la Agilidad no funciona... Revisen si están aplicando los porqués de esta, antes de las prácticas. Si están midiendo el progreso de alguna manera y si están ajustando el rumbo cuando es necesario.
Y a mejorar, ¡siempre!
Autora Invitada: Cristiane “Coca” Pitzer
Coaching y cambio de cultura corporativa son las principales áreas de especialización de Cristiane Pitzer, más conocida como “Coca” Pitzer. Trabajando en Reino Unido y Brasil, tiene fuertes habilidades de simplificación, pensamiento creativo e ideas innovadoras. Le apasiona el aprendizaje y la tecnología.