Los doce Principios Ágiles fueron creados por los autores del Manifiesto Ágil, poco después de la reunión celebrada en la estación de esquí de Utah que dio origen a todo este movimiento en 2001. Pueden leerse aquí.
Al leer los Principios Ágiles, siempre me imagino cada uno de ellos contraponiéndose directamente a un pensamiento o una forma de trabajar predominante en la época en que fueron escritos, y que, desgraciadamente, todavía siguen muy presentes en la actualidad.
Teniendo esto en cuenta, me permití una broma y creé los "12 Principios Frágiles de la gestión tradicional de proyectos", opuestos a la gestión Ágil. Lea y compare con los principios originales. Pero, por favor, ¡no los aplique a sus proyectos!
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- Nuestra mayor prioridad es respetar el plan mediante de la entrega de software, dentro del plazo previsto, con el alcance comprometido.
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- No nos gusta que los requisitos cambien, incluso queremos que los cambios sean evitados o gestionados estrictamente en cualquier etapa del desarrollo. Los procesos tradicionales aprovechan el cambio para poder cobrarle más caro al cliente.
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- Entregar software funcional, entre muchas semanas y muchos meses, con preferencia al periodo de tiempo más largo posible.
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- Los responsables de negocio y los desarrolladores trabajamos separadamente de forma cotidiana durante todo el proyecto y se comunican a través de documentos y especificaciones.
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- Los proyectos se desarrollan en torno a los mejores procesos y herramientas. Hay que dirigir y controlar a los individuos, sin nunca confiarles la ejecución del trabajo.
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- El método más eficiente y efectivo de comunicar información al equipo de desarrollo y entre sus miembros es partir de documentos detallados.
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- El porcentaje de tareas cumplidas es la medida principal de progreso.
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- Los procesos tradicionales promueven el desarrollo haciendo lo necesario. Los promotores y los usuarios debemos ser capaces de mantener una presión constante sobre los desarrolladores para acelerar su ritmo de trabajo de forma indefinida y para que entreguen lo prometido.
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- La atención continua al plazo y al presupuesto mejora las posibilidades de que se produzca la entrega, incluso si deben hacerse concesiones en materia de calidad.
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- La complejidad, o el arte de maximizar la cantidad de trabajo realizado, es esencial.
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- Las mejores arquitecturas, requisitos y proyectos son definidos y detallados por gerentes y jefes antes del inicio del trabajo.
- Al final del proyecto el equipo reflexiona sobre lo que ha ido mal y de quién fue la culpa, y espera poder ajustar y perfeccionar su comportamiento en consecuencia en algún próximo proyecto.
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